Yoga Sūtras
Segundo
capítulo: sobre la Práctica Espiritual o Sadhana
Pāda
Actualizado: mayo, 2023
¡¡¡ATENCION!!!
ESTAMOS TRABAJANDO
PARA MIGRAR TODA LA WEB A UNA NUEVA LOCALIZACIÓN TOTALMENTE GRATUITA
- Si lo conseguimos pronto anunciaré la nueva
dirección aquí antes de su cierre
- En otro caso, se puede preguntar por la nueva
web en joseantonio.offroy@gmail.com
|
|
Disminución de las causas más evidentes de
aflicción (II.1-II.9)
Ascetismo, estudio de sí mismo y
orientación de todas las acciones hacia el conocimiento del ser supremo
constituyen el yoga de la acción (II.1)
El objetivo del yoga de la
acción es provocar el samādhi y disminuir las causas de aflicción (II.2)
Las causas de aflicción son:
ignorancia esencial, conciencia de existencia individual, pasión, rechazo
incontrolado e instinto de supervivencia (II.3)
La ignorancia esencial es el
campo de cultivo donde germinan las otras causas de aflicción, ya estén
latentes, atenuadas, subyugadas o activas (II.4)
La ignorancia esencial es
considerar que el “sí-mismo-esencial”, (que es) eterno, puro y feliz, es
transitorio, impuro e infeliz (II.5)
La conciencia de existencia
individual es la aparente identificación entre aquello que tiene la facultad de
observar y la observación misma (II.6)
El deseo es consecuencia de las
experiencias placenteras (II.7)
El rechazo incontrolado es
consecuencia de las experiencias dolorosas (II.8)
El apego a la vida ordinaria
está arraigado incluso en el erudito, puesto que fluye por sí mismo (II.9)
Causas sutiles de aflicción (II.10-II.11)
Las causas de aflicción, en su
manifestación sutil, se erradican mediante un proceso de involución de la mente
en la materia primordial (II.10)
Los procesos mentales que surgen
de las causas de aflicción se evitan con la meditación (II.11)
Karma (II.12-II.14)
Las causas de aflicción son el
origen del depósito de acciones, cuyos efectos se experimentan en la vida
presente y en las futuras (II.12)
Mientras existan las causas de
aflicción, sus consecuencias serán una existencia terrenal más o menos larga,
en un entorno social determinado que proporcione las experiencias adecuadas
(II.13)
Estos tres condicionamientos
tienen efectos agradables o desagradables de acuerdo a su origen en acciones
meritorias o no meritorias, respectivamente (II.14)
Todo es dolor (II.15-16)
Para quien hace distinciones, en
última instancia, todo es dolor a causa del sufrimiento inherente al cambio
continuo de la materia, a las impresiones latentes cargadas de ansiedad, y al
conflicto entre los movimientos de los constituyentes fundamentales de la
materia (II.15)
Debe evitarse el dolor futuro
(II.16)
El origen del dolor (II.17-24)
El origen del dolor es la
aparente conexión entre “lo-que-observa” y “lo-que-es-observado” (II.17)
“Lo-que-es-observado”,
cuya esencia son los cinco elementos materiales y los seres vivos, y cuya
naturaleza tiende hacia la luminosidad, la actividad o la estabilidad, tiene
como razón de ser la liberación a través de la experiencia (II.18)
Los constituyentes primarios de
la naturaleza se manifiestan en cuatro niveles: lo indeterminado, la primera
determinación, lo sutil y lo concreto (II.19)
“Lo-que-observa” es solo observación y, aunque
inmaculado, es consciente de los pensamientos que surgen (II.20)
La razón de ser de “lo-que-es-observado” es precisamente ser objeto de “lo-que-observa” (II.21)
Una vez cumplido su objetivo,
“lo-que-es-observado” deja de existir para “lo-que-observa”, pero permanece por
el hecho de ser común a otros (II.22)
La conexión entre “lo-que-posee”
y “su-posesión” tiene su razón de ser en la captación de la auténtica
naturaleza de los poderes de ambos, propietario y propiedad (II.23)
La ignorancia esencial es el
origen de la conexión entre “lo-que-posee” y “su-posesión” (II.24)
La discriminación (II.25-27)
La conexión desaparece con la
desaparición de la ignorancia esencial; el aislamiento trascendental es la
cesación de aquello “que-es-observado” (II.25)
El medio para obtener la
cesación de la ignorancia esencial es el infalible conocimiento discriminatorio
(II.26)
La intuición trascendental de
siete pasos es la última etapa del yogui, para quien el conocimiento ha surgido
(II.27)
Los ocho pasos del yoga (II.28-II.29)
La práctica continuada del yoga
de ocho componentes destruye las impurezas y lleva la luz de la comprensión
hacia el conocimiento discriminatorio (II.28)
Los ocho componentes del yoga
son: abstenciones, observancias, postura, control de la respiración,
abstracción sensorial, concentración, meditación e interiorización completa
(II.29)
Yamas y Niyamas, pasos 1 y 2 de 8
(II.30-II.34)
Los yamas son (abstenciones de)
causar daño, mentir, robar, placeres sensuales y riquezas (II.30)
Las abstenciones constituyen el
gran compromiso cuando se extienden con respecto a todo, independientemente de
situación social, lugar, momento o circunstancias personales (II.31)
Las observancias son: limpieza,
contentamiento, ascetismo, estudio de sí mismo y orientación de todas las
acciones hacia el conocimiento del ser supremo (II.32)
Las malas intenciones se evitan
mediante la consideración de lo contrario a ellas (II.33)
La consideración de lo contrario
se practica como sigue: “pensamientos, que invitan a hacer daño, y otros
similares, ya sea hecho por uno mismo, mandado hacer o simplemente aceptado,
proceden de la codicia, la ira o la confusión en diferentes grados: débil,
moderado o intenso”. Tales pensamientos tienen interminables consecuencias de
dolor e ignorancia (II.34)
Beneficios de Yamas y Niyamas (II.35-II.45)
Cuando la abstención de causar
daño se establece en el yogui con firmeza, los que están cerca abandonan toda
hostilidad (II.35)
Cuando la abstención de mentir
se establece en el yogui con firmeza, las acciones y sus frutos se corresponden
(II.36)
Cuando la abstención de robar se
establece en el yogui con firmeza, surgen ante él toda clase de riquezas
(II.37)
Cuando la abstención de placeres
sensuales se establece en el yogui con firmeza, se adquiere gran vitalidad
(II.38)
Cuando el yogui se establece con
firmeza en la abstención de riquezas comprende “el cómo” y “el por qué” de la existencia (II.39)
Con la pureza corporal surge la
preocupación por el propio cuerpo y su protección ante el contacto con
cualquier otro (II.40)
Con la pureza también se
purifica la mente proporcionando alegría, atención, dominio de los sentidos y
capacidad para la auto-observación (II.41)
A través del contentamiento se
obtiene felicidad insuperable (II.42)
A través del ascetismo, mediante
la destrucción de las impurezas, perfección del cuerpo y los sentidos (II.43)
A través del estudio de uno
mismo, surge la conexión con la deidad personal (II.44)
A través de la orientación de
todas las acciones hacia el conocimiento del ser supremo se logra plenamente la
interiorización completa (II.45)
Āsana, paso 3 de 8 (II.46-II.48)
Las características de la
postura son firmeza y comodidad (II.46)
La postura se vuelve firme y
cómoda mediante la relajación de la tensión y la fusión con el infinito (II.47)
A partir de entonces, una vez
que se perfecciona la postura, al yogui no le afectan las situaciones extremas
(II.48)
Prāṇāyāma, paso 4 de 8
(II.49-II.53)
Logrado esto, una vez que se
perfecciona la postura, se debe controlar la respiración mediante el
aquietamiento de los procesos ordinarios de inhalación y exhalación (II.49)
La respiración se vuelve prolongada
y sutil siendo consciente de la inhalación, la exhalación y la detención de su
movimiento, del espacio recorrido por el aire, del tiempo invertido en el
recorrido y del número de respiraciones (II.50)
La cuarta práctica del control
respiratorio trasciende los ámbitos de la exhalación y la inhalación (II.51)
De esta forma, con el control de
la respiración, se atenúa el velo que oculta la luz del conocimiento (II.52)
El control de la respiración
también facilita la concentración de la mente (II.53)
Pratyāhāra, paso 5 de 8
(II.54-II.55)
La abstracción de las
sensaciones recibidas a través de los sentidos se asemeja a la naturaleza de la
mente cuando se desconecta de sus objetos (II.54)
De esta forma, con la
abstracción sensorial, se logra el completo dominio sobre los sentidos (II.55)
© Yogadarshana – Yoga y Meditación