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Prāṇāyāma: kapālabhātī

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La técnica yóguica complementaria al kumbhaka es kapālabhātī, de respiraciones rápidas.

En esta práctica se invierten la mayoría de pautas que rigen en otros prāṇāyāmas. En kapālabhātī la espiración no dura el doble de tiempo que la inspiración, la voluntad se aplica para espirar con fuerza en lugar de ser aplicada a la inspiración y dejar que la espiración sea pasiva, el oxígeno está muy poco tiempo dentro del cuerpo, etc. Funciona justo al revés de todas las demás prácticas de prāṇāyāma en las que la inspiración es activa y la espiración pasiva. En kapālabhātī la espiración es brusca y activa mientras que la inspiración es automática y pasiva.

La calidad del ejercicio kapālabhātī depende, en primer lugar, de la fuerza de la espiración y en segundo lugar del número de espiraciones. Con entrenamiento, se aumenta el número de espiraciones por minuto, llegando a las ciento veinte o incluso hasta las doscientas expulsiones de aire regulares en práctica avanzada. Ello representa una velocidad como mínimo diez veces mayor que la de la respiración normal.

 

TEXTOS CLÁSICOS

Efectuar recaka (espiración) y pūraka (inspiración) rápidamente, como el fuelle de un herrero, se denomina kapālabhātī  y elimina todos los males atribuibles a kapha (Haṭha Yoga Pradīpikā, 2.35).

Kapālabhātī elimina los desórdenes producidos por la flema (kapha) y es de tres tipos: Vāmakrama (método por la izquierda); Vyūtkrama (método inverso); Śītkrama (método del sonido). Vāmakrama: se inspira suavemente por el orificio izquierdo de la nariz y se espira por el derecho; a continuación, se inspira por el derecho y se espira por el izquierdo. Esta práctica debe efectuarse sin esfuerzo. Vyūtkrama: absorber agua por ambas fosas nasales y echarla lentamente por la boca. Śītkrama: absorber agua por la boca y echarla lentamente por las dos fosas nasales. Con esta práctica, el yogui se vuelve hermoso como el dios Kāma. La vejez no llega y la degeneración no le alcanza. El cuerpo se vuelve sano y flexible. Los desórdenes debidos a la flema son eliminados (Gheraṇḍa Saṃhitā, 1.55-60)

 

TÉCNICA

La forma de realizar Kapālabhātī es por ráfagas de espiraciones forzadas de aire, seguidas cada vez de una inspiración pasiva.

Durante la inspiración, el diafragma desciende y el abdomen es empujado hacia fuera. Durante la espiración la contracción repentina de los músculos abdominales hace subir el diafragma (el abdomen efectúa un movimiento de retroceso hacia adentro) y al mismo tiempo el aire es forzado a salir de los pulmones. Tan pronto como el aire es espirado los músculos abdominales se relajan, lo cual permite que el diafragma baje (y el abdomen salga hacia fuera). A medida que el diafragma desciende, automáticamente entra otro volumen de aire. En este ejercicio la inspiración es pasiva y la espiración es activa. La atención se concentra en la espiración y no en la inspiración.

La dirección del chorro de aire espirado se puede controlar proyectándolo en dos puntos: 1) en las fosas nasales, de forma similar a sonarse la nariz; en este caso la expulsión es muy ruidosa y se eliminan mucosas por lo que hay que tener a mano un pañuelo; esta forma de practicar es propia de kapālabhātī  efectuado como un kriyā o ejercicio de limpieza; 2) en la glotis, produciendo un pequeño ruido en la garganta y no en las fosas nasales; esta forma es más propia del ejercicio practicado como un prāṇāyāma.

Normalmente la espiración dura unos 2/10 de segundo, mientras que la inspiración oscila entre 3/10 y 8/10. Como referencia, la inspiración debe durar al menos el triple de la espiración.

Esta forma de espiración forzada crea un sonido que recuerda el de una máquina de vapor.

Primera parte:

— Espirar profundamente y adoptar medio jālandharabandha.

— Efectuar una inspiración completa (con abdominales controlados) y mantener inmovilizado el tórax mientras se efectúa la primera ráfaga de espiraciones. En kapālabhātī solo se trabaja con el abdomen.

— Contraer bruscamente los músculos abdominales. Esta contracción provoca la expulsión brutal de cierta cantidad de aire.

— Relajar inmediata y lentamente los músculos contraídos. El vientre sale un poco y entra cierta cantidad de aire en los pulmones, pasivamente y sin ruido.

— Una serie de kapālabhātī consiste en una sucesión rápida de tales expulsiones bruscas seguidas cada una de una inspiración pasiva, provocada por la relajación completa de los abdominales.

— Después de la última expulsión brusca, espirar totalmente el resto de aire en los pulmones.

Segunda parte:

— Permanecer con la respiración suspendida, sin aire en los pulmones (bāhyakumbhaka) unos segundos, mientras resulte cómodo.

— Efectuar una inspiración completa con control de los abdominales.

— Tragar saliva, adoptar los tres bandhas (jālandhara, uḍḍiyāna y mūla) y permanecer con la respiración detenida, con los pulmones llenos de aire (antara kumbhaka), mientras resulte cómodo.

— Aflojar los bandhas y espirar lentamente y a fondo todo el aire de los pulmones.

— El ritmo de la respiración en esta fase se debe ajustar a 1:4:2:1.

— Si es preciso, descansar permitiendo que la respiración se mantenga libre hasta que se recupere el aliento y los latidos del corazón.

— Empezar de nuevo y repetir todo el proceso anterior un par de veces más.

 

FISIOLOGÍA

Normalmente, los seres humanos respiramos entre doce y veinte veces por minuto, y ventilamos uno poco más de 500 ml (medio litro) de aire en cada respiración. Si se respira rápidamente, al menos cien respiraciones por minuto, se producen diversos cambios fisiológicos y psicológicos importantes.

El primer cambio que sucede es que el hecho de respirar muy rápido provoca la caída de la presión relativa del CO2 en el cuerpo (efecto denominado hipocapnia). Esto significa que disminuye la cantidad de anhídrido carbónico respecto de otros gases necesarios para el cuerpo, en especial en relación al oxígeno. Dicho de otra manera: aumenta la cantidad de oxígeno relativo en la sangre. No obstante, la hiperventilación forzada a voluntad nunca dura más allá de cuatro a diez minutos: ni en prácticas yóguicas, ni tampoco se puede resistir en esfuerzos físicos.

Pasados estos minutos de respirar rápido, se pierde el control del proceso y aparece un periodo de apnea, de respiraciones muy superficiales en las que la absorción de aire es probablemente de un máximo de 50 a 100 ml por inspiración. En casos especiales, esta apnea puede ser seguida de otro periodo o ciclo de respiraciones rápidas, nueva pérdida de control y nueva apnea, respiraciones rápidas, pérdida de control, apnea...

Durante la apnea, que puede llegar a durar más de dos horas, la presión relativa del oxígeno cae a valores muy bajos (técnicamente denominado hipoxia) y sube la cantidad de CO2 que hay en el cuerpo (efecto denominado hipercapnia). Este proceso bioquímico explicado aquí muy resumido afecta también el nivel de calcio iónico corporal. Al eliminar tanto CO2 durante la respiración rápida —y teniendo en cuenta que el CO2 es ácido—, aumenta el pH de la sangre, que pasa de 7'4 a 7'6. Ello produce la denominada alcalosis respiratoria que, a su vez, provoca una caída del calcio en el plasma sanguíneo y del potasio intracelular, y hace que sea más difícil la entrada de oxígeno en las células, especialmente en las cerebrales. De ahí las tetanias que aparecen tan a menudo en las respiraciones catárticas, la sensación física de opresión torácica, los espasmos musculares, la dificultad de coordinación y demás efectos que suelen acompañar la implosión.

Como se ha apuntado, durante un periodo de cuatro a diez minutos se puede mantener una respiración rápida que hace subir la tasa de oxígeno en la sangre y el cerebro. La absorción normal de oxígeno es de dieciocho a veinte litros de aire por minuto (inspiramos más de medio litro de aire en cada inspiración, con lo que nuestra nariz deja pasar en ambos sentidos unos 15.000 litros de aire diarios), pero durante una sesión de kapālabhātī respiramos 150 litros o más de aire por minuto, lo que viene a ser unas diez veces más de aire que en la respiración normal.

Después de una ráfaga de respiración rápida mantenida entre cuatro y diez minutos —repito que por rápida entiendo entre ciento veinte y doscientas respiraciones por minuto— sigue el periodo de pérdida de control voluntario de la respiración. Los centros vegetativos retoman esta función e inducen al sujeto a un estado de apnea durante el que aumenta el nivel relativo de CO2 en la sangre. Durante este periodo es cuando suceden los fenómenos psicológicos más interesantes. Durante la apnea, que suele durar dos o más horas, el practicante queda en un estado como de muerte, en una quietud absoluta y respirando muy superficialmente, pero su estado mental es de completa conciencia despierta y dialógica, con una gran dosis de auto reconocimiento, lo que de forma automática genera perdón y ternura.

 

EFECTOS

El efecto que habitualmente se atribuye a kapālabhātī es el de conseguir una buena oxigenación de la sangre y, por tanto, del cerebro: limpia las mucosidades de las vías respiratorias y se elimina gran cantidad del CO2 residual en la sangre y en las células (lo cual representa una excelente prevención contra la tuberculosis). No obstante, los efectos de la respiración rápida son mucho más numerosos:

— El aumento del oxígeno en la sangre junto a un descenso de la tasa de CO2 y todo ello seguido del efecto contrario, tranquiliza el sistema respiratorio repercutiendo beneficiosamente en el conjunto de todo el sistema neurovegetativo.

— Durante las respiraciones rápidas la sangre se satura de oxígeno, provocando un aumento de la actividad y respiración celular. Esto se manifiesta en un aumento del calor en todo el cuerpo y es frecuente que los practicantes suden copiosamente, con independencia del clima ambiental. Esta sensación calórica desaparece durante el periodo de apnea, dando paso a un frío intenso y desigual según las partes del cuerpo.

— La práctica del kapālabhātī convierte el diafragma en una bomba potente que aspira la sangre venosa y la devuelve al ciclo ya reoxigenada; ello repercute positivamente y de forma inmediata en la sangre arterial que sale del corazón.

— También purifica y mantiene flexible la esponja pulmonar que intensifica los cambios en el proceso metabólico del aire.

— Desde el punto de vista fisiológico, el cerebro se contrae al inspirar y se distiende con cada expiración. Así, al respirar realizamos un masaje cerebral en el sentido físico de la expresión. La respiración ordinaria hace variar el volumen de este órgano entre quince y veinte veces por minuto, en tanto que con las respiraciones rápidas alcanza las ciento veinte variaciones de volumen por minuto. En este sentido, una sesión de kapālabhātī produce, literalmente, un masaje cerebral acelerado y acompañado de una acción de bombeo sobre la circulación arterial a la misma velocidad de la respiración. Este proceso administra un torrente de sangre oxigenada que irriga y lava el cerebro, abriendo los capilares y estimulando las glándulas endocrinas, especialmente la hipófisis y la epífisis. Y todo ello sin ningún riesgo añadido, ya que la presión arterial permanece en los límites fisiológicos normales: hay una aceleración de la circulación no un aumento de la presión. Es decir que kapālabhātī produce un lavado real del cerebro.

 

BENEFICIOS

Kapālabhātī es un ejercicio para la purificación del pasaje nasal y los pulmones. A pesar de que éste es uno de los seis ejercicios de purificación (kriyas), también es una técnica de prāṇāyāma.

Se utiliza especialmente para controlar los movimientos del diafragma y para eliminar el espasmo en los bronquios. Por lo tanto, las personas que sufran de asma lo encontrarán de mucha utilidad. Es muy útil en la cura del consumo de estupefacientes, elimina las impurezas en la sangre y tonifica los sistemas circulatorio y respiratorio. Kapālabhātī es el mejor ejercicio para estimular todos los tejidos del cuerpo. Durante y después de la práctica, es posible sentir una vibración y alegría peculiar, especialmente en los centros nerviosos de la columna. Cuando la corriente nerviosa vital se estimula a través de este ejercicio, toda la columna se convierte en una especie de cable vivo, pudiendo sentirse el movimiento de la corriente nerviosa.

Se eliminan grandes cantidades de monóxido de carbono. La absorción de oxígeno hace más rica la sangre y renueva los tejidos corporales. Más aún, los constantes movimientos de ascenso y descenso del diafragma actúan de forma estimulante para el estómago, el hígado y el páncreas.

 

CONTRAINDICACIONES

— Afecciones pulmonares declaradas.

— Enfisema.

— Hipertensión arterial.

— Problemas cardiovasculares.

— Períodos de menstruación o embarazo.

— Problemas en los órganos abdominales.

 

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