Pāśupata
Yoga: El yoga de la secta Pāśupata
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Pāśupata
Yoga
es el nombre colectivo dado a una variedad de enseñanzas Śivaítas
posteriores a Patañjali. Estas enseñanzas se exponen en escrituras tales
como Śiva Purāṇa, Linga Purāṇa y Kūrma
Purāṇa. Su objetivo último es la unión con Śiva.
La
orden religiosa de los Pāśupata es la secta más importante de
la escuela Śivaita; sus miembros adoran a Śiva como
Paśupati (Señor de las Bestias), considerado como maestro de todas
las criaturas (pāśu).
Pāśu es un
sinónimo de jīva, el si-mismo individualizado o psique. El Śiva
Purāṇa (7.1.5.61) describe a todos los seres —desde el dios
creador, Brahma, hasta el más inferior de todos— como animales
encerrados en un lazo (pāśa) y cuyo alimento es el dolor y el
placer. En realidad, sin embargo, los pāśu son todos idénticos
a Śiva, o Paśupati, el si-mismo-trascendental. Solo la
profunda ignorancia les ciega a su inherente libertad y felicidad.
La
orden fue fundada por un asceta legendario denominado Lakulīśa
(también, Nakulīśa o Lakulin) que podría haber vivido
en siglo II d.C. Lakulin tuvo cuatro discípulos principales: Kuśika,
Gārya, Kuruśa y Maitreya, añadiendo a veces el
nombre de Patañjali como
quinto discípulo.
La
iconografía hindú representa generalmente a Lakulin sentado en la
postura del loto sobre un altar de cenizas, con un limón en su mano derecha, un
bastón (lākula) en la izquierda y el pene erecto, lleno de fuerza
vital. El bastón y el limón representan los aspectos masculino y femenino de la
Divinidad, respectivamente., aunque sin duda tienen otros significados
esotéricos. El pene erecto no se refiere al libertinaje sexual sino al dominio
de la energía sexual y la conversión del semen en el misterioso ojas, o
vitalidad sutil, que es una parte importante del proceso alquímico que tiene
lugar en el cuerpo del yogui.
Lo
que resulta tan controvertido de los Pāśupatas es la
insistencia en conmocionar a la gente con sus actos excéntricos, como
balbucear, emitir resoplidos, decir cosas absurdas, imitar el andar de un cojo,
simular temblor en los miembros y hacer gestos obscenos en presencia de
mujeres. Con estas libertades se persigue la desaprobación pública para poner a
prueba la humildad y la práctica de autotrascendencia. En su comentario sobre
el Pāśupata Sūtra, Kauṇḍinya observa:
Debe parecer loco, pobre, lleno de
suciedad, con barba, uñas y pelo largo, sin ningún cuidado del cuerpo. De esta
forma se alejará de las convenciones sociales de castas (varṇā)
y etapas de la vida (āśrama), produciéndose el desapego (3.1)
Pero
hay otro propósito para esta extraña práctica. Los Pāśupatas
creen que provocando la censura atraen el mal karma de los otros, al
mismo tiempo que les transfieren su buen karma, fortaleciendo así su
impulso hacia la total trascendencia de la realidad. Esta curiosa práctica se
conoce como Pāśupatavrata, o “voto del Pāśupata”.
Como
resulta evidente por la lectura del Pāśupata Sūtra de Lakulīśa,
las primeras escuelas de esta tradición fueron más bien ritualistas,
desempeñando la filosofía un papel secundario. El ritual yoga de los Pāśupatas
incluye numerosas prácticas extáticas, como el canto, el baile y la risa. Los
iniciados solo se entregaban a lo “inmanifiesto” (avyakta) cuando se
encontraban solos, mientras que el comportamiento excéntrico lo exhibían en el
estado “manifiesto” (vyakta), cuando se encontraban en público.
El
Pāśupata Sūtra habla del yoga en el capítulo quinto y
trata extensamente las disciplinas morales (yama) y las prácticas de
autorrestricción (niyama). Recomienda el desapego de todas las cosas
pasadas, presentes y futuras, y el apego a lo Divino. El yoga de este texto,
altamente ritualizado, debe diferenciarse del Pāśupata Yoga
descrito en los Purāṇas, más afín al Yoga-Clásico de Patañjali.
La
elaboración filosófica de los Pāśupatas se inició con Kauṇḍinya,
que compuso su Panca Artha Bhāṣya (Comentario sobre los Cinco
Tópicos del Pāśupata Sūtra) hacia el siglo V d.C. Un
nivel más elevado de especulación filosófica se encuentra en el Gaṇa
Kārikā, atribuido a Haradattācārya y a un comentario
suyo, el Ratna Ṭīkā, del siglo X.
En
resumen, los Pāśupatas son teístas. Para ellos, el Señor (īśvara)
es el creador, sostenedor y destructor del mundo. En él se incluye lo
manifiesto y lo inmanifiesto y, al mismo tiempo, es absolutamente independiente
del mundo. Posee un conocimiento ilimitado (jñānaśakti) y puede actuar
ilimitadamente (kriyāśakti). Uno de los dogmas más
controvertidos de los Pāśupatas es la idea de que la voluntad
divina depende por completo de la ley del karma. En teoría, podría
recompensar la maldad y castigar la bondad. El estado consumado de liberación,
que se denomina “fin del sufrimiento” (duḥkhānta) es
totalmente un regalo de su gracia (prasâda).
Previo
a la liberación, se halla la condición de yoga, que se define como la “unión
del si-mismo (ātman) con el Señor”. Como afirma el Pāśupata
Sūtra (5.33), esta unión no es la completa fusión del si-mismo con la
realidad última, como en el vedānta no-dualista, sino una forma de
unión trascendental, denominada técnicamente Rudrasāyujya (alianza
con Rudra). En este estado el cuerpo-mente del yogui participa
constantemente de lo divino y su práctica consiste en una devoción constante a Śiva.
El
ser liberado comparte la mayoría de las capacidades trascendentales del Señor,
como la libertad ante el miedo y la muerte, y el poder sobre el universo. Como
en el Yoga-Clásico, la relación entre los seres liberados y el Señor es
curiosa: aunque son absolutamente uno con Dios, Dios es al mismo tiempo algo
más que los seres liberados, tanto individual como colectivamente.
Para
los ascetas Pāśupata las mujeres, en palabras del comentario
de Kauṇḍinya (1.9) son “la encarnación del horror y
la ignorancia”. Pueden incitar y engañar a los hombres incluso a distancia y,
por tanto, deben evitarse a toda costa. Esta misoginia es muy característica de
lo que se ha denominado yoga mítico o vertical, que en su camino hacia la total
transcendencia sucumbe al contemplar el cosmos como inherentemente hostil y
peligroso.
En
su noveno capítulo, el Linga Purāṇa proporciona una larga
lista de obstáculos y presagios. Pero en primer lugar se incluyen los poderes
paranormales (siddhi), que se manifiestan cuando se practica el yoga con
gran dedicación. El autor del Linga Purāṇa reclama que solo
este tipo de yoga puede proporcionar los ocho grandes poderes paranormales,
denominados aiśvarya.
© Yogadarshana – Yoga y Meditación